lunes, 16 de julio de 2012

Las emociones y su relación con tu salud


¿Te has fijado cuantas veces al día tus acciones  son dominadas por  una determinada emoción? Una emoción es un movimiento del ánimo y tienen un vínculo directo con el cuerpo: el ritmo cardíaco y respiratorio, temblores, transpiración, palidez, llanto, risa, etc. 
Las emociones son un movimiento desde adentro, que nos sacude y nos inunda.
La diferencia entre emoción y sentimiento es que la primera es breve e intensa, como el enojo, en tanto que las segundas son más duraderas y menos intensas, como el odio. Mientras odias a una persona, sientes oleadas de enojo. De la misma manera que mientras amas a alguien, puedes sentir alegría, tristeza, etc.

Las emociones son nuestras alarmas, señales de que algo está sucediendo y por eso es fundamental prestarles atención para descifrar cuál es ese mensaje interno. Si sientes algo, presta atención y busca la raíz. No sea cosa que llegues cuando te has hecho daño.

Sin darnos cuenta nos encontramos a merced de nuestros estados emocionales. Cuando algo nos atemoriza, alguien nos enoja, o nos ponemos tristes... el cuerpo reacciona temblando o transpirando, y se derrama dentro nuestro un torrente de emociones incontrolables. En esos casos no hay razonamiento que valga: la emoción predomina sobre la razón.

A veces una emoción parece apoderarse de nosotros: nos sentimos arrastrados como si un animal salvaje condujera nuestro auto a una velocidad increíble, a un destino desconocido.
De ahí la importancia de aprender a manejarlas, porque tus  emociones pueden ser provocadas por un estímulo externo, pero siguen siendo tuyas. Adecuadas o inadecuadas, útiles o descabelladas, son mías. No puedo extirparlas como un tumor indeseable, narcotizarlas ni reprimirlas. Más vale que las conozca y me entere de dónde vienen, para qué existen.

No solo porque esto condiciona buena parte de mis reacciones frente a las situaciones diarias, sino porque tienen una relación directa con mi salud.

Recientemente un buen amigo mío compartió conmigo la obra del psicoterapeuta Jacques Martel quién elaboró el diccionario más amplio sobre las causas de las dolencias y enfermedades relacionadas con los pensamientos, sentimientos y emociones.

Así que a la par de abordar el tema de cómo manejar nuestras emociones e incluso cómo enseñar a nuestros niños a manejarla, temas que corresponden a lo que se denomina Inteligencia Emocional, me pareció muy interesante el enfoque de la salud física Vs. Emociones, más aún cuando al leer detenidamente algunas de las dolencias más frecuentes en mí y quienes me rodean, me dí cuenta que la relación que allí se señala en verdad existe.

Un ejemplo simple de ello son los dolores de cabeza, para lo cual se señalan varias causas. Por ejemplo, el estrés y la tensión cuando me esfuerzo tanto como pueda “para estar” de cierto modo o de “para hacer” tal cosa.

El dolor de cabeza aparece frecuentemente cuando intento demasiado fuerte de realizar algo o cuando estoy obsesionado por esto que viene e inquieto por lo que me espera en el futuro. Vivo en este momento mucha ansiedad y preocupación. Así puedo reaccionar a fuertes presiones ejercidas por situaciones o acontecimientos que me rodean. Puedo vivir un sentimiento intenso de fracaso, duda, odio de sí que da vida a la crítica y, sobre todo la auto – crítica. Estoy cogido, “encajonado” en mi cabeza, no me gusta lo que veo, y me juzgo con severidad, dándome a mí – mismo “golpes de cabeza”. El dolor de cabeza puede provenir también de la negación y de la supresión de mis pensamientos y de mis sentimientos que creo inaceptables o desaprobados.

Así pues, una vez identificada la causa en mí, tengo aún más herramientas para poner a mi servicio y afrontar la enfermedad de otra manera. De esa forma la emoción cumple aún más su función.


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