Por eso al leer cada una de las siguientes consideraciones es válido pensar cómo se están desarrollando en cada uno de los equipos de los cuales se forma parte – familia, trabajo, vecinales, académicos- y más aún en los que se está liderando.
Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta es que lo que hace más efectivo el trabajo en equipo frente al individual, es la interacción entre los componentes del grupo. Si un miembro del equipo se siente desmotivado porque piensa que se ha ignorado su punto de vista, probablemente adoptará un comportamiento defensivo que puede traducirse en un mutismo absoluto y pasa a ser un simple observador, o, en el otro extremo, decide boicotear de forma sistemática toda acción y entorpecer así la dinámica de todo el equipo.
Encontrar las causas de esos comportamientos individuales que generan inconvenientes a nivel grupal es una labor que se debe desarrollar a nivel interno. Si se es miembro de un equipo y se siente que hay algo que no está funcionando, antes de proponer soluciones se debe comprobar si los demás miembros del equipo están viendo la situación de la misma manera como la está viendo el líder o uno de ellos. El error más común y el que mayores daños causa a la dinámica de equipo sea cual fuere, es asumir lo que los demás están pensando.
Por eso, la comunicación es un proceso básico para el funcionamiento de un equipo, sin la cual no se puede analizar conjuntamente los problemas, ni resolver los conflictos, ni decidir qué acción tomar.
Lo malo es que las conversaciones de equipo, o entre los miembros de la familia, a menudo derivan hacia una secuencia de opiniones individuales y no se produce un diálogo en donde cada miembro explora atenta la posición de los demás. Es por esto que se debe propiciar un ambiente que permita conciliar opiniones, se sepa reconocer cuando la idea de otro es mejor que la propia y, de ser el caso, se critique las ideas y no a las personas.
Un aspecto que favorece en gran medida ese tipo de ambientes es tener una visión compartida que permita crear los resultados que todos realmente quieren. Si faltan buenas razones, se dificulta la tarea de superar los conflictos o las situaciones que se presenten al interior de cada equipo.
Es fundamental que existan puntos en común entre la razón de ser de una organización y las razones de ser de los miembros que la componen, así que una de las principales tareas del líder es favorecer esa conexión entre la aspiración individual y la misión del equipo.
En este punto, el diálogo es indispensable para articular cualquier visión. Pero la reflexión y la indagación son esenciales para realizarla. Cuando un diálogo se fundamenta en la reflexión e indagación resulta más sólido y menos vulnerable a los detalles superficiales como simpatías, antipatías y, sobre todo, a las rutinas.
En este punto, el coaching es una herramienta enriquecedora y que vale la pena explorar sea cual fuere el ámbito en el cual se va a implementar.
En resumen, algunos de los factores que influyen para que un equipo funcione bien son una orientación clara, compromiso de todos, buena comunicación que desarrolle la cooperación, relaciones de interdependencia y mecanismos de apoyo. ¿Cómo están presentes hoy en día estos factores en los equipos de trabajo? ¿En las familias? ¿En tu familia? ¿Qué resultados estás obteniendo? ¿Valdría la pena reforzar algún factor crítico?
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