martes, 20 de diciembre de 2011

¿Sabias que como conduces tu auto... podrías estar conduciendo tu vida?

El carril izquierdo, supuestamente el de mayor velocidad, era ese día el más lento. Al lado derecho se veía como fluía el tráfico sin mayor problema, mientras que nosotros avanzábamos muy muy lentamente. Una leve ansiedad comenzó a gestarse dentro de mí, pero no por lo que estaba sucediendo, sino por la manera como la persona que iba conduciendo el auto en el que me encontraba estaba asumiendo la situación.

¿Por qué no sale de esta fila si no se mueve? Me preguntaba internamente, pero no me atrevía a trasladarle la pregunta a él pues no tenía la suficiente confianza como para hacerlo. Y mientras tanto, esta persona hablaba tranquilamente como si lo que estuviera pasando a su alrededor no importara. Finalmente, terminé resignándome, respirar  y  no mirar el carril de al lado para no agobiarme más.


A partir de ese momento, de esto ya hace varios años, y sin proponérmelo concientemente, analicé el estilo de conducción de cada uno de mis amigos o personas con las cuales por alguna circunstancia debía compartir  un automóvil, e incluso, analicé mi propio estilo y lo que encontré cada día me sorprende más: había en cada caso una relación directa entre ese estilo y la forma cómo afrontaban en general la vida.

El conducir sin cambiar de carril así este fuera el más lento iba acompañado de una corporalidad especial: las dos manos aferradas totalmente al timón, con fuerza, aún cuando estaban tomando una curva,  espalda recta contra el asiento, mirada fija al frente e incluso en algunos momentos levantaban un poco su cuerpo del asiento para mirar mejor el camino.

Estas personas fuera del auto eran de dos tipos extremos: el primero inseguro en sus acciones, pensaban dos veces antes de tomar una decisión, su voz generalmente no era fuerte y podían ser fácilmente seguidores no líderes.

Y el segundo, que tenía una variación en la conducción y era que soltaban un poco más el timón, eso si nunca miraban al copiloto, pero se veían un poco más relajados y en algún momento se decidían cambiar de carril cuando veían que el otro estaba totalmente desocupado, por lo tanto solo aceleraban un poco al realizar la acción.  Estos eran personas mas seguras de sí mismas, pero solo de sí mismas. Pocas veces les importaba trabajar en equipo, solo cuando requerían del apoyo de las personas que le rodeaban. En ocasiones manipuladores y, como en su estilo de conducción, no se salían de una posición cómoda hasta que no veían que el nuevo espacio no les iba a implicar mayores presiones y  podrían rápidamente volver a avanzar sin preocupaciones.

Noté otro tipo de conducción. Personas que iban muy relajadas al volante, no siempre tenían las dos manos aferradas a él, sino que en ocasiones soltaban una de ellas y dejaban la otra libre para  que descansara o la colocaban en la palanca de cambios. No se mantenían en un solo carril. Miraban cual era el que mas movilidad tenía y a la mejor oportunidad cambiaban para ir a un ritmo mayor.  Eran capaces de mirar de vez en cuando al copiloto para demostrar que estaban interesados en la conversación y a la vez mantener la mirada fija no en el carro de adelante sino varios carros en frente y de esa manera preveían que alguno se iba a detener o que era hora de cambiar de carril.

Estas personas al bajarse del auto, eran por lo general personas que tomaban decisiones con celeridad, asumían riesgos y estaban conscientes de que era necesario preveer las acciones para ello. Algo muy interesante era que tenían una gran capacidad para trabajar en equipo.

Y ni que decir de los modales, forma de asumir los imprevistos en la conducción -cuando un carro se atraviesa, botar papeles fuera del auto, la forma de hablar y juzgar a los otros conductores, el cuidado y limpieza al auto-, todo reflejaba en gran medida, quién era esa persona una vez apagaba el vehículo y continuaba su vida normal.

Todo lo anterior no es comprobado científicamente, alguien de repente lo debe estar haciendo ya, pero si refleja una vez más que quienes somos está presente en cada faceta de nuestra vida. La forma como conducimos nuestra vida y la de quienes forman parte de ella es el resultado de un aprendizaje en su gran mayoría inconsciente y lo demostramos en cada acción.

Si tu vida fuera un vehículo ¿cuál sería tu placa, tu identificación? ¿cómo te verías reflejado en sus espejos? ¿Qué clase de conductor estás siendo?¿Miras a tus copilotos o solo miras al frente?¿te mantienes en tu zona cómoda pase lo que pase, así estés viendo que el mundo va a otra velocidad y que hay mas oportunidades para tí?

¡¡FELIZ NAVIDAD GRANDES CONDUCTORES DE LA VIDA!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario