jueves, 12 de enero de 2012

¿Con qué tipo de piedras has llenado el frasco de tu vida?

Hace algún tiempo atrás escuché la siguiente historia que me impactó por los cuestionamientos que generó en mi vida.

Un  conferencista estaba ante un grupo de personas y les mostró un frasco de cristal y un montón de piedras del tamaño de un puño. “¿Cuántas piedras caben  en el frasco?”, preguntó.
Mientras el público hacia sus conjeturas, fue introduciendo piedras en el frasco hasta llenarlo. Luego preguntó: “¿Está lleno?”. Todos asintieron. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla, puso parte de ella en el frasco y lo agitó. Las piedrecitas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto volvió a preguntar: “¿Está lleno?”. Esta vez, los asistentes dudaron.

“Tal vez no”, dijo uno, y, acto seguido, el conferenciante extrajo un saquito de arena y la metió dentro del frasco. “¿Y ahora?”, inquirió. “¡No!”, exclamó el público, y tomó un jarro de agua que empezó a verter dentro del recipiente. Éste aún no rebosaba.

Terminada la demostración, preguntó: “¿Qué acabo de demostrar?”. Uno de los asistentes respondió: “Que no importa lo llena que esté tu agenda; si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas”.
“¡No!”, dijo el conferencista, acabo de demostrar que  “Si no pones las piedras grandes al principio, luego ya no cabrán”.

 Muchas veces llenamos el frasco de nuestra vida  con cosas que van apareciendo en el camino y que si bien nos dan bienestar y satisfacción en el momento, le quitan espacio a otras realmente fundamentales.
Drogas,  alcohol sin control,  amistades que poco o nada aportan a nuestra vida,  conversaciones  que arrojan sentimientos negativos, uso pernicioso de internet, búsqueda obsesiva de dinero o poder, pueden ser solo algunas de esas piedras que sin darnos cuenta van copando espacios que bien podrían estar ocupados por actividades o personas que aportan y apoyan el crecimiento personal.

Desocupar, vaciar un frasco lleno de piedras sin valor, es una tarea que aunque a simple vista podría ser sencilla, no lo es, porque muchas de ellas ya se han adherido muy fuertemente y han encajado de forma perfecta con otras igualmente inocuas. Recuerda que la repetición de acciones, genera hábitos en tus pensamientos y estos a su vez pueden llegar a forjar creencias que marcarán tus próximos pensamientos y por ende tus próximas acciones, es un círculo.

¿Cuáles son las piedras grandes en tu vida? ¿Tu familia? ¿tu pareja? ¿tus hijos? ¿tus sueños? ¿tu espiritualidad?. Una vez las tengas claras, emprende acciones hacia lo verdaderamente importante  y a partir de allí, lo demás hallará su lugar.

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